La industria del cine venezolano tuvo un buen auge. Pero ya no más. Como el resto del país, sucumbió ante la desidia de los responsables. Pero hay producciones que los siguen intentando, como el documental venezolano «érase una vez en Venezuela, Congo Mirador».
Sin el músculo de un estudio de Hollywood o el apoyo del Estado, los realizadores del documental venezolano que ilustra la crisis a través de un pueblo en ruinas apostaron por el crowdfunding para financiar su participación en la desigual carrera a los Óscar.
¡Hoy es un gran día para nosotros!
Estamos lanzando nuestra campaña de crowdfunding para llegar a los Oscars® 2021.
Esta campaña está inspirada por la gente del país, por el espíritu de la libertad, por la dignidad, es para dar calor a la esperanza 🙏https://t.co/7Cx1Sx0cvg
— OnceUponaTimeinVenezuela (@OnceVzlafilm) December 7, 2020
«Es David contra Goliat, sin duda alguna», dijo a la AFP Joe Torres, uno de los productores de «Érase una vez en Venezuela, Congo Mirador», dirigido por la cineasta venezolana Anabel Rodríguez.
El objetivo es recaudar 36.000 dólares en menos de un mes, cuando se conozcan los posibles nominados a los premios de la Academia. Los nominados serán anunciados el 15 de marzo.
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Los Óscar se postergaron al 25 de abril por la pandemia, en un formato que aún no fue definido.
«Con tu ayuda TENEMOS UNA OPORTUNIDAD», implora el mensaje colgado en la plataforma de micromecenazgo Indiegogo. Poco más de un tercio del total se ha recaudado.
«Es una película que está huérfana y tiene que buscar fondos privados y fondos alternativos», argumentó Torres, sin esperar financiamiento del Estado por ser una producción crítica del chavismo gobernante.
El documental, estrenado a finales de enero de 2020 en el festival estadounidense de cine de Sundance, muestra la vida en Congo Mirador, una remota localidad de precarias viviendas sostenidas por pilares en las aguas del Lago de Maracaibo, en el petrolero estado Zulia, uno de los más golpeados por la crisis.
El pueblo se ha visto muy afectado por la sedimentación producto del cambio climático, sin que haya una respuesta oficial. Muchos de sus pobladores han terminado emigrando.
Coproducido con Brasil, Austria y Reino Unido, fue inscrito en las categorías Película Internacional (en idioma no inglés) y Película Documental del Óscar.
Competir en estas categorías representa un ahorro, pues las producciones no tienen que pagar los 12.500 dólares que pide la Academia en otras para colocarlas en su sala web de proyecciones, donde sus miembros pueden verlas para luego votar por sus favoritos a ganador.
«¿En qué consiste el esfuerzo? En seducir a la mayor cantidad de académicos (…) para que vean la película y nos den su voto» en «cualquiera de las dos categorías», indicó Torres, que con relaciones públicas, apariciones en medios de comunicación y proyecciones online espera que «empiece un diálogo» sobre su película.
De momento, el documental no figura en la prensa especializada como favorita para lograr una nominación en ninguna de las dos categorías.