Un espacio ideado con el método Montessori proyecta un ambiente preparado, ordenado, estético, simple, real, donde cada elemento tiene su razón de ser en el desarrollo de los niños. Para crear una en casa, no se necesitan elementos complicados y costosos, solo cosas sencillas que los niños consigan tener al alcance de la mano y que les llamen la atención. Así les será más fácil experimentar, que es la base de la asimilación de contenidos.
Este método educativo requiere contados componentes y deben ser funcionales para el niño. Pocos, para evitar las constantes distracciones y funcionales, para que vaya mejorando sus destrezas y habilidades por sí mismo, sin necesidad de la intervención constante de los adultos.
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Si algo diferencia a una habitación Montessori, es su sencillez y calma. Las paredes en tonos neutros y pasteles, suelo con colchonetas con fundas que se puedan lavar cómodamente o con alfombras de tejidos naturales fáciles de limpiar.
Para los muebles, se puede optar por acabados naturales, sin lacados ni barnices. Los niños, en especial los más pequeños, son muy propensos a chupar y morder todo lo que tienen a su alrededor.
Todo debe estar a su altura. Aunque parezca una locura. Desde la cama a ras de suelo, a las estanterías. Los muebles bajos son excelentes, pueden dejar todo a la vista o tener cajones, dependiendo de la edad, donde mantener ordenados los juguetes. También son muy útiles las cajas y los cestos de materiales naturales.