Si existe un punto de partida, Asian Lives Matter nació con el ferrocarril transcontinental en el siglo XIX. Se trata de uno de los aumentos repentinos de progreso en Estados Unidos. Sobre esta historia cuenta detalles muy particulares David Howard Bain, en el libro Empire Express: Building the first Transcontinental Railroad.
Los “ojos rasgados” más de una humillación ya habían sufrido en California en medio de la “fiebre del oro”. Y desde luego la nación olvidó la masacre de Rock Springs (1885), donde al mejor estilo del “lejano oeste” asesinaron al menos a 50 mineros chinos. Las causas: racismo. Para los que se animen a profundizar más está la referencia en el texto “Incident at Bitter Creek: The Story of the Rock Springs Chinese Massacre. Es una obra que pertenece a L. Eve Armentrout Ma.
El nativismo anclado a la supremacía blanca es una tara que recurrentemente se activa como un virus silente dentro del alma de los estadounidenses. Primero se encargaron de los nativos americanos, a quienes disputaron las tierras. El racismo se revitalizó con la importación de negros llegada a Virgina en 1619. Fue una sana transacción entre los dueños de plantaciones del sur y una mercante neerlandesa.
Para hacer este apretado viaje tomamos datos de Douglas M. Bradburn. Los hallamos en su texto “‘True Americans’ and ‘Hordes of Foreigners’: Nationalism, Ethnicity and the Problem of Citizenship in the United States, 1789-1800.” Tras la lectura es imposible obviar que otros, más parecidos, desde el punto de vista físico, también la pasaron mal. Irlandeses, polacos, italianos, alemanes e inclusive veteranos confederados de la Guerra de Secesión sufrieron su parte. Todos los que no se parecen a los llegados en el Mayflowers han pagado la culpa de la natividad.
Asian Lives Matter
El encono contra los asiáticos estaba en dilución. La Guerra de Corea solo era hasta no hace mucho parte del guion de la película “Gran Torino” de Clint Eastwood. Lo más asombroso creado por la confrontación con Vietnam fue “Apocalypse Now”, de Francis Ford Coppola.
Con los asiáticos americanos las cosas iban muy bien con el mito de la “minoría modelo” nacida en los 60. Detalles sobre el caso pueden consultarse en un “paper” de la Universidad de Texas en Austin titulado: Model Minority Stereotype for Asian Americans. Nadie pensaría en esa época que llegaría el “ritornello” que corearía una consigna semejante a Asian Lives Matter. Todo parecía en paz. Bruce Lee era Kato en el Avispón Verde, Jackie Chan tiene su estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood y los surcoreanos BTS se han hecho de varios American Music Awards.
Y llegó la pandemia
Y comenzó la “guerra de aranceles”. Donald Trump y Xi Jinping se trenzaron en batallas de micrófonos. Acusaciones de espionaje, teorías de conspiración y gente tras las rejas de lado y lado. Entonces llegó la Sars-Cov-2 y con ella la oportunidad a principios del 2020. “Fibre de Wuhan”, “gripe china”,” virus chino”. La BBC reportó el 24 de junio de 2020, que el para entonces presidente Trump, llamó al coronavirus “kung flu”. Lo hizo mientras hablaba en un mitin juvenil en Phoenix, Arizona.
Por más de un año se volvió a prender la olla del odio. Tuvo recientemente su punto de ebullición con la “Masacre de Atlanta”. Ocho personas, incluidas seis mujeres asiáticas, fueron asesinadas en tres salones de masajes separados. Según un despacho de la CNN publicado el 17 marzo: “Masacre en salones de masajes de Atlanta podría tener una motivación racial”.
Los detalles suman
Los medios estadounidenses han reflejado varios sucesos. Asian Lives Matter no es una etiqueta repentina. Los detalles suman. Según la organización Stop AAPI Hate hay una seguidilla de eventos “que exacerban el miedo y el dolor que sigue padeciendo la comunidad asiáticoestadounidense”.
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Un reportaje de televisión publicado por CNN realizó un inventario. Lo tituló: “Crímenes de odio contra asiáticos aumentaron durante la pandemia en EE.UU.” En el material periodístico declaró el profesor Russell Jeung, integrante de Stop AAPI Hate.
En enero de 2021, Vicha Ratanapakdee , un inmigrante tailandés de 84 años, murió dos días después de ser arrojado al suelo en San Francisco.
Más datos de Stop AAPI Hate
A principios de febrero, una abuela vietnamita de 64 años fue agredida y robada en San José. A principios de marzo, un inmigrante malasio de 56 años fue empujado al suelo y golpeado repetidamente en la cara en una estación de metro en la ciudad de Nueva York.
Noel Quintana, un filipino de 61 años, fue atacado en un metro de la ciudad de Nueva York. Le cortaron la cara con un cúter. Sus heridas ameritaron 100 puntos de sutura.
En enero de 2021, se han reportado más de 20 ataques y robos solo en Oakland (CA) Chinatown . Algunas agencias de aplicación de la ley han informado de un aumento significativo en los ataques contra la comunidad asiático-estadounidense desde que comenzó la pandemia.
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En la ciudad de Nueva York, los delitos de odio contra los asiáticos aumentaron en un 1.900% en 2020 en comparación con el año anterior. Ese es el porcentaje que maneja Stop AAPI Hate. Aproximadamente 3 de cada 10 adultos asiáticos han informado de incidentes de insultos o bromas racistas por motivos de raza o etnia desde que comenzó la pandemia. Aún más no se denuncian, con la especulación de que la tasa de incidentes es “mucho más alta” de lo que indican los números.